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Recuperando nuestros cuerpos

Recuperando nuestros cuerpos

La vida en las ciudades

Por Inés Vocos

“Cuando deshabitamos nuestros cuerpos no encontramos la medida de lo que es suficiente.
Christine Caldwell

Asistimos a un deterioro de la salud causado en parte por las prácticas sedentarias de la gran ciudad junto al entumecimiento general de algunos sentidos y sobre-excitación de otros. La supervivencia del ser humano actual suele estar más relacionada con la capacidad de sobrellevar situaciones de mucha tensión, y con el estrés negativo que con la obtención del alimento en si.
El lugar del peligro que constituía la fiera amenazadora de los tiempos primordiales fue tomado por otros factores en la actualidad.

Entre ellos están el ritmo creciente de la vida y las condiciones de interacción de la vida urbana.

En los tiempos primitivos el ser humano desarrolló respuestas de supervivencia de congelamiento, ataque y huida. Nuestros cuerpos mantienen esas posibilidades de respuesta al ambiente y en el contexto urbano son otros estímulos los que desencadenan estas respuestas: nos paralizamos ante una situación de examen, sentimos pánico ante el estrés y la inestabilidad laboral, experimentamos como un ataque la falta de registro del otro en el tráfico y el transporte urbano. Análogos a los mecanismos de huida es la consolidación de las adicciones, a situaciones que nos desconectan de los vínculos (enchufados a la tv, los jueguitos electrónicos, la comida, el consumo, etc.) Así es que la personalidad se apuntala en el tener, en relación a los objetos y menos en la relación con otras las personas. Crece la dificultad de desarrollar vínculos afectivos estables.

Las distintas formas de velocidad a las que nos sometemos impactan directamente en nuestro cuerpomente enfriando algunos de nuestros sentidos, como el olfato y el tacto y exaltando otros como la vista y el oído. La multiplicación de estímulos en las grandes ciudades resulta en una incapacidad para reaccionar frente a estos con las energías adecuadas, y paulatinamente la disociación es utilizada asiduamente.

Padecemos un empobrecimiento de la percepción de nosotros mismos, de los demás y del entorno y dejamos de escuchar nuestra voz interior, nuestras necesidades y deseos.

En Sincronía Cuerpomente, un método innovador de educación y terapia somática, recurrimos a la comprensión de la inteligencia de nuestro cuerpo para encontrar maneras orgánicas de estar presentes en nuestra experiencia, y poder descubrir un mayor repertorio de respuestas adaptativas posibles.

La unidad mínima básica de vida es la célula. Entre ellas se desarrolla gran cantidad de comunicación química, principalmente a través de los fluídos. ¨Las experiencias nuevas suceden en las células, el sistema nervioso las registra y establece la organización del patrón de la experiencia. El sistema nervioso puede luego repetir o traer ese patrón de la experiencia y modificarlo integrándolo con el patrón de otra experiencia¨.(2) El sistema nervioso es el encargado de procesar el material proveniente del afuera y desde adentro. En este nivel se arman los circuitos de recepción de información y de respuesta.

Una posibilidad para poder fluir en la vida moderna estaría dado por el desarrollo de la capacidad de regular los estímulos que recibimos y nuestra respuesta ante ellos.

En ello es clave el poder sentir cuándo ya es suficiente de algo que recibimos. “Cuando deshabitamos nuestros cuerpos no encontramos la medida de lo que es suficiente¨. La mayoría de nosotros desarrolla una vida que sigue el siguiente patrón: trabajar, trabajar, trabajar, colapsar. Ese patrón favorece el desarrollo de conductas adictivas. Una adicción puede interferir ¨en nuestra habilidad para sentir cuál es el nutriente correcto en cada momento (comida, contacto, atención, estimulación)   y también interfiere con nuestra habilidad para sentir cuándo algún nutriente no es suficiente, está bien o es demasiado¨. Y hasta el agua y el oxigeno en exceso pueden ser tóxicos.”  (1).

Existen diversas técnicas y métodos orientados a devolverle al ser humano su unicidad perdida. Lo que ofrece Sincronía Cuerpomente, su mirada particular, está relacionada con la escucha de sí desde el cuerpo. Para habitarlo aprendemos cómo es su funcionamiento y consideramos que esto constituye un derecho de la persona. Habitar el cuerpo es sentirlo, reencontrarnos con nuestros diferentes apoyos internos, redescubrir el poder de la intención y saber elegir sabiamente qué es lo que me nutre. Se hace posible a través del movimiento y el contacto con las manos, la voz, el sonido, la imaginería y la somatización (exploración guiada para percibir el mundo interno).

La apertura a la sensación interna nos conecta con los sentimientos alojados en nuestros órganos. Antiguamente se conocía la relación que los humores físicos tenían con los estados anímicos y reconocían distintas personalidades según el humor predominante. Sincronía Cuerpomente integra los principios fisiológicos y anatómicos del Body Mind Centering con sus aplicaciones al campo psicoterapeutico y con los aportes de la sensopercepción y la Expresión Corporal Danza. BMC propone acceder a los diferentes sistemas mediante exploraciones basadas en el uso creativo de la anatomía. En este camino aprendemos a apreciar lo que ya tenemos por el mero hecho de estar vivos.

Sentir nuestro espesor nos puede devolver la sensación de estar plenamente vivos aquí y ahora y nos abre posibilidades de elegir según nuestras posibilidades y deseos.
En definitiva nos permite disfrutar de la maravilla de la inteligencia natural que somos.

Inés Vocos es Body Mind Centering® Practitioner, Somatic Movement Educator, Somatic movement Therapist, formada en la School for BMC, USA. Profesora de Expresión Corporal Danza, Escuela Stokoe.

Licenciada en Psicología, UBA.
Bibliografía.
1. Getting our bodies back. Christine Caldwell
2. Apuntes sobre el Sistema nervioso. Bonnie B. Cohen.

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