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De membranas, límites y contacto

De membranas, límites y contacto

Revista Ventisca, edición de julio 2008, Buenos Aires, Argentina.

Entrevista a Inés Vocos, terapeuta y educadora somática, formada en Body Mind Centering® y Psicóloga, realiza una integración disciplinaria llamada Sincronía Cuerpomente.

¿Cómo pensás la piel desde tu trabajo de Sincronía Cuerpomente?

Considero la piel como el envoltorio del cuerpo, pero desarrollo un trabajo psicofísico con las membranas celulares a las que considero “la piel de las células”.
Podemos decir que en la medida en que hay membrana, hay vida. De otro modo, sólo hay reacciones químicas en una solución, que se agrupan, se disuelven: ahí hay disolución de moléculas, de iones. En cambio, cuando esa disolución ocurre en una membrana decimos que “esa célula murió”.
La membrana es un espacio permeable, selectivo, que va a marcar un adentro y un afuera. En principio es un envoltorio que circunscribe un espacio interno y uno externo. Esta membrana va a tener, entre otras, la función de sentir lo que lo rodea y seleccionar qué de ese medio circundante es nutricio para la célula. El cuerpo humano tiene un sistema altamente eficiente porque por un mismo medio que es la sangre, viajan muchas sustancias que a través del líquido intersticial van a rodear las células y van a afectar sólo a aquellas células que pueden responder a esos estímulos químicos.

¿Cómo trabajás con las membranas y para qué sirve ese trabajo?

Realizo un trabajo donde al imaginar la célula, dos personas pueden percibir la membrana –una membrana general, que trabaja a un nivel sistémico-, y es posible sentir y visualizar sus cualidades: si está demasiado rígida, si respira, si hay movimiento, estados celulares, estados de la membrana interna, de la membrana externa; y es sorprendente el grado de ajuste que hay en la percepción de ambas personas. El registro que surge de esta percepción nos da información del estado general de la membrana: a veces los bordes no están del todo claros, el registro está difuso. Muchas veces el nivel de percepción sobre la membrana se despega de lo fisiológico y pasan otras cosas, como por ejemplo, percibir que hay miedos u otras emociones o sentimientos.

Trabajamos con un foco muy específico y a la vez con la mente muy abierta. Trabajamos desde una interface: partimos de los conceptos fisiológicos, tenemos una sensación concreta y compartida en los ejercicios y luego vemos el efecto clínico en el estado de la persona y sus vínculos. Vemos que estas prácticas producen cambios en la percepción de los límites, lo que modifica también la manera en que una persona percibe y se relaciona con otra.

Mi formación en BMC, me enseñó cuál es la estructura anátomo-fisiológica de las membranas que sirve de base al trabajo que te describía recién.

Según Tortora y Gravovski: “La membrana plasmática constituye una barrera flexible y fuerte que envuelve y contienen el citoplasma, o matriz de la célula. El modelo de mosaico del líquido describe su estructura: la disposición molecular de la membrana es similar a un mar de lípidos en movimiento constante que contiene varias proteínas diferentes que pueden flotar libremente, estar ancladas en ubicaciones específicas o moverse en el mar de líquidos. Estos actúan como barreras que permiten la entrada o salida de sustancias polares, mientras que algunas proteínas de la membrana plasmática funcionan como porteros de la célula que regulan el tráfico hacia adentro y hacia fuera de los iones y las moléculas polarizadas”. La membrana tiene una doble capa compuesta por fosfolípidos, que tienen cabecitas y colitas: las cabecitas son hidrofílicas –les gusta el agua- y las colitas hidrofóbicas  –rechazan el agua-. En la estructura de la membrana de la célula están las cabecitas que miran hacia fuera –hacia el medio extracelular- o hacia adentro –hacia el citoplasma-; y las colitas que miran entre sí.

Las membranas tienen una capacidad de generar una separación: un adentro y un afuera, y lo hacen a partir de atracciones químicas: enlaces químicos que hacen que se atraigan los elementos. Pero a la vez esos elementos son puro movimiento (las moléculas vecinas intercambian lugares aproximadamente 10.000.000 de veces por segundo y pueden vagar alrededor de la célula en pocos minutos). Ese gran movimiento permite generar pequeños espacios para que las moléculas de agua pasen atravesando la membrana. También pasan otras substancias como el oxígeno, el dióxido de carbono; pero, por ejemplo, la glucosa necesita ayuda para pasar, algo así como un “portero”.

Es interesante que cuando pensamos en la velocidad de cambio de estos elementos, ello nos lleva a la idea de un campo vibracional, el lugar donde la materia tiene que ver con el movimiento: la vibración.

Desde la propuesta de Body Mind Centering®, decimos que la estructura hace a la función: si fuera más eficaz que la célula tuviera una sola capa y no necesitara que exista una diferencia entre lo externo y lo interno, pensamos que tendríamos una sola capa. Destacamos la exquisita selectividad y fortaleza de esta estructura. Es interesante también que hay un espacio en medio de ambas membranas, y que en ningún libro que leí, dice qué es lo que hay ahí. Hemos podido visualizar luz al llevar el foco ahí, unido a sensaciones de descanso.

Integrando estos conocimientos con mi formación como psicóloga y mi práctica clínica, trabajo la cuestión de los límites a partir del contacto guiado con estas estructuras y a través de experiencias de contacto físico que ofrecen una escucha atenta.

¿Cuál es la importancia del contacto o “toque” en tu trabajo?

 

El toque es nutrición y comunicación.

Esto tiene una historia: nosotros hemos aprendido a encontrar límites. Como bebés, cuando hay una necesidad o un impulso en el cuerpo, este genera un movimiento interno que lo proyecta hacia afuera. Si afuera encontramos algo que pueda leer esa necesidad-tensión, que nos pueda sostener (y aquí la piel tiene una papel fundamental: el toque es lo que va a hacer que el nene se calme y también la justa lectura de qué es lo que le está pasando) y decimos que hay alguien que puede dar una respuesta a esa necesidad o tensión interna, esto deja una huella, y es lo que establece un límite. También deja una huella de confianza: saber que afuera va a haber alguien que lo calme.

Después de la segunda guerra mundial, en los hospitales había muchos bebés a quienes se los atendía médicamente pero no se los abrazaba, acariciaba. Muchos de estos niños murieron y otros crecían mucho menos que un bebé que es cuidado amorosamente.

El contacto con la piel y “el toque” generan una sensación de envoltorio, que se relaciona con una primera función psíquica que es el “hacer superficie”. El bebé necesita establecer una continuidad existencial: cuando tiene un impulso y hay alguien que responde y genera un placer básico, necesario, esto hace una inscripción psíquica que permite que el cuerpo tenga una representación.

Nosotros necesitamos de esa asistencia del otro, de esa presencia y contacto que tiene una función nutricia. Esto permite que la persona pueda sentir lo que le pasa, tener conexión con lo que está necesitando o sintiendo aunque sea muy doloroso. En la medida en que pueda contener eso, siente que puede estar plenamente conectando con la vivencia  de esa situación. Cuando no hay ese sostén que le permita sentir lo que sucede adentro va a recurrir a otros mecanismos y puede aparecer como dice Christine Caldwell una sensación de “estar proyectado al vacío o de caer”, y “este es el lugar donde se tiende a recurrir a mecanismos adictivos para evitar esa sensación de vacío, que a veces se suele asociar con algo mortífero”. Se recurre entonces a algún objeto o relación co-dependiente, o a substancias que generan un estímulo sensorial que funcionan como una barrera: provocando un límite sensorial.

¿Podrías comentar sobre las tres respuestas posibles en relación a la permeabilidad?

En psicología somática, pensamos en tres posicionamientos subjetivos producto del establecimiento de los límites: la fusión, el aislamiento y el contacto.

Es muy valioso el aporte de una de las pioneras de la psicología somática: Christine Caldwell, que dice: “el cuerpo es el lugar donde yo voy a poder trabajar con esto, donde voy a poder detectar lo que me está pasando. Si estoy siendo permeable voy a sentir que estoy relajado y alerta a la vez, y que voy a estar respirando profundamente  y el cuerpo se está moviendo con facilidad y que voy a poder responder internamente a lo que percibo que está pasando afuera: cómo adecuo ésto que necesito, busco lo que necesito y qué es lo que ofrezco”. “Cuando estoy fusionado no voy a ubicar mi cuerpo, no tengo mucha sensación y tengo en seguida las posibilidades de congelarme o de atacar o de salir corriendo: reaccionar con mecanismos primitivos, del cerebro bajo. Cuando me aíslo casi lo único que siento son mis defensas; y de cualquier manera no puedo leer el ambiente adecuadamente: tiendo a pensar que el ambiente es como yo o es sospechoso. Y aparece un sistema nervioso deprimido o hiperactivado”.

“En el contacto, en la permeabilidad, es cuando más me divierto: puedo sentirme a mi misma, puedo sentir el entorno y puedo participar de una manera más fluida en lo que está pasando. Lo que me hace sentir pleno es la disponibilidad de estar participando de una experiencia.”

En la medida en que existe este límite, nosotros tenemos la posibilidad de contener las emociones y la capacidad de ir percibiendo cómo una sensación evoluciona en una emoción y eso evoluciona en un sentimiento y poder experimentar en plenitud eso. Caldwell dice que muchas veces nosotros creemos que la felicidad tiene que ver con evitar el dolor. Y además del costo de invertir mucha energía en defenderme de algo, lo que genera una tranquilidad más profunda es poder sentir en plenitud lo que suceda, sea lo que sea. Al occidental le cuesta tanto conectar con la muerte, la enfermedad, el dolor. Tenemos muy desarrollados los sistemas de evitación.

Además en la medida en que puedo contener lo que siento y puedo vivirlo plenamente, voy a estar en un contacto mucho más claro de lo que sucede afuera. La posibilidad de estar en contacto con uno mismo, permite realmente tomar esa información y dejar que a uno lo mueva en vez de poner todo afuera. Hacer la experiencia de contener la energía dentro de uno mismo nos permite confiar en nuestro cuerpo: estar presente en lo que siento deja una huella de confianza en la propia capacidad de calmarse o dirigir una energía fuerte: poder dar repuesta a lo que sucede. En cambio la falta de límites o límites adecuados es lo que esta detrás de la incapacidad de tomar responsabilidad por la propia acción.

En el nivel de lo celular observamos cómo la interdependencia es posible a partir de estructuras que diferencian espacios y actúan selectivamente. Hablamos de intercambios dentro de campos vibratorios, donde existe una colaboración sofisticadísima y todas las células están trabajando para sostener el organismo. Todas las células están en contacto con lo que esta sucediendo: se nutren de lo que el ambiente externo ofrece y a la vez ofrecen sus productos: interdependencia absoluta. Lo mismo sucede en lo psicológico; de ninguna manera queremos pensar en la idea de un individuo recortado, sino pensarnos en relación con un otro.

En la medida en que estoy con más claridad y discriminación sobre cuál es mi espacio, de lo que me está pasando a mí y soy capaz de atender mis necesidades, voy a poder relacionarme con otro que es un otro, y que no es un objeto: es otra persona.

Cuando nosotros nos encontramos, tocamos, y hacemos contacto con nosotros mismos directamente, este mismo acto satisface necesidades y crea límites. Estos límites pueden también respirar, son límites flexibles y puedo estar conectado con lo que estoy ofreciéndole al mundo y no sólo con lo que el mundo me da o me produce.

Las citas pertenecen al libro: ¨Getting our bodies back¨, de Christine Caldwell.

Entrevistadora: Roxana Galand

 

Sincronía Cuerpomente
Dir. Inés Vocos
Licenciada en Psicología, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Somatic Movement Educator, Somatic Movement Therapist, Body Mind Centering Practitioner, School for BMC, Massachussets, USA.
Email: inesvocos@fibertel.com.ar
Web:   www.desdeelcuerpo.com.ar

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