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Conciencia y sanación

Conciencia y sanación

Roberto Zúñiga

Planteamiento

En el tema de salud hay diversos puntos de vista aunque existe un acuerdo general que el proceso de sanación de una persona está influido por sus creencias; por ejemplo, en la medicina alópata existe el concepto de efecto placebo en el cual una persona mejora solo por la percepción y convicción de que la intervención está ejerciendo una acción terapéutica.

Esto me lleva a las preguntas: ¿Qué es lo que realmente sana? ¿La intervención terapéutica del sanador, la convicción de la persona de ser sanado o la integración de ambas? ¿Influye la conciencia de la persona o del sanador en el proceso?

Para Alejandro Jodorowsky la Conciencia se interpreta como aquello de lo que soy consciente, es decir, aquello de lo que me doy cuenta en la vigilia. Pero en realidad consciente es aquello que erróneamente llamamos Inconsciente. Somos más el inconsciente que la conciencia. Si nos liberamos del concepto de <ser consciente de>, la Conciencia es lo que realmente somos, una naturaleza indefinible, a la que a veces llamamos alma y otras espíritu. En cambio, lo que llamamos conciencia es la individualidad en la vigilia, una cárcel racional que nos hace creer que sólo somos aquello de lo que nos damos cuenta.”

Esta definición señala una diferencia, una línea que divide lo que nos damos cuenta en la vida diaria y lo que no. Esta parte no es nueva desde Freud y el psicoanálisis. El inconsciente ya existe, y es uno de los motores principales del individuo. Jung adiciona el concepto de inconsciente colectivo y los arquetipos. Hasta aquí vamos bien pero hay un parte importante por incluir, los proyectos a futuro (anidados en la materia antes de la aparición de la vida) donde se encierra en potencia todas las posibilidades de mutación tendientes a desarrollar seres con conciencia cósmica – para nada relacionadas con experiencias pasadas sino por posibilidades futuras – que podemos denominar Supraconsciente.

Es decir, solemos asociar el inconsciente a nuestra sombra pero le ponemos menos énfasis a nuestra luz, y posibilidades futuras que también está ahí.

Cuando tú no quieres hacerte consciente de lo que tienes, tu cuerpo lo transforma en enfermedad. Todo secreto tiende a aparecer de la misma manera que tiende a manifestarse lo oculto, la naturaleza quiere que estés sano y que te realices, por lo que cuando te reprimes, reprimes algo de ti que termina saliendo por algún lado.

No debemos presuponer que todas las enfermedades son psicológicas, sin embargo es interesante revisar ¿Cuál es el componente psicológico de una enfermedad en ese individuo en particular? Y también vale la pena hacernos la pregunta ¿El sufrimiento emocional es también una enfermedad – aunque parezca no dar síntomas? Digo parece porque afecta nuestra energía, calidad de vida y capacidad de gozo, solo que culturalmente hablando estamos más acostumbrados a él (nos hicimos tolerantes a ello). Una persona en ese estado emocional con el que se desenvuelve regularmente, no busca ayuda hasta que llega a un momento de crisis donde sea difícil sostenerlo, pues habitualmente no lo considera una enfermedad.

Se entiende el término salud como “estado en que un ser u organismo vivo no tiene ninguna lesión ni padece alguna enfermedad y ejerce con normalidad todas sus funciones.” Hay tantas definiciones de salud como autores. Sin embargo, la salud definida por la OMS es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” . Entonces, la sanación la podemos entender como la forma integral de recuperar la salud.

El objetivo de este trabajo es explorar la relación entre la conciencia y la sanación estableciendo un puente entre los métodos tradicionales – populares y la psicoterapia humanista corporal.

Desarrollo

La elección de terapeuta y el momento no es casualidad y es importante revisar porqué vino a nosotros el paciente. Como las fantasías y las movilizaciones inconscientes no son disculpa, es necesario que el paciente nos diga porque decidió venir. Tiene que ponerlo claro puesto que la causa que lo motivó a llegar más adelante puede convertirse en la bandera que use para rechazarnos. Todas las preguntas contienen sus propias respuestas. En el proceso de cuestionarnos hay una intención muy sana de auto convencimiento y búsqueda. El proceso de terapia, entre otras cosas, permite mostrar que él ya tiene las respuestas que busca. Los terapeutas debemos estar atentos por que la pregunta anticipa y anuncia lo que está pasando del inconsciente al consciente del paciente. Las preguntas muchas veces son simbólicas, tienen muchos signos y no son claras porque aún tiene una parte inconsciente.

La locura es una autocuración; entendiendo la locura como un proceso de romper los paradigmas del individuo, explorando nuevas posibilidades. Al buscar, lo que importa es la propia búsqueda. El paciente se da permiso y el terapeuta también. Ninguno de los dos toma el camino de la conciencia. Del encuentro con uno mismo, de la búsqueda de sí, ni se reconoce como enfermo en un principio. Ambos hacen un intento inconsciente y deben regresar al camino, regresar a la conciencia. Para ayudar a otros uno tiene que ayudarse primero a sí mismo. El verdadero trabajo terapéutico consiste en que ambos despierten y lleguen a ese estado de manera consciente.

El paciente busca al terapeuta que su momento requiere. Terapeuta y paciente se sintonizan en el inconsciente en una búsqueda ya sea de verdad, realidad o profundidad. Es evidente que hay terapeutas con poca profundidad, con una serie de problemas no resueltos, que atraen paciente de su misma problemática.

Cada vez que uno, como terapeuta, entra en un proceso de limpieza aceptando que podría hacerle perder todo (perderse en el encuentro con uno, escucharse y vérselas consigo mismo),incrementa su salud y su confiabilidad estas son credenciales más importantes que los diplomas que adornan los consultorios y que los cursos tomados. Nadie llega a la confianza a través de una técnica ni consigue la autovaloración tomando un curso.

Es bueno señalar que para poder estar en disposición de sanar no hace falta haberlo resulto todo. La salud no es una meta sino una actitud. No es conducirse de cierta manera, no es cumplir con ciertas conductas establecidas sino poder aceptar las conductas que no nos gustan y las conductas que no agradan a los demás. Y que, sin embargo, forman parte de nosotros.

Esto es la punta del iceberg. ¿A qué grado hemos llegado a ignorar las conductas que no nos gustan? Es claro que la familia, la sociedad en la que vivimos y crecimos tiene una influencia sobre la persona y que esta influencia varía de persona a persona. Pero si alguien contesta con la misma respuesta crónicamente a la mayoría de los estímulos o con un conjunto muy reducido de ellas, habitualmente las que han sido aceptadas y/o enseñadas, implica un mayor grado de acondicionamiento.

Para Gurdjieff, casi toda humanidad se encuentra permanentemente dormida, programada como una máquina. Las personas se ven como despiertas y libres pero no lo están. En la conciencia de un hombre dormido sus ilusiones y sus “sueños” se mezclan con la realidad. Vive un mundo subjetivo y nunca puede escapar de él. El resultado de este sueño y mecanicidad es que una persona no puede hacer; no puede hacer nada de motu propio. Simplemente todo le sucede. Si una persona decide poner en marcha un proyecto, esa decisión es la reacción a algo y la realización de tal proyecto es en sí otra reacción que solamente parece una acción consiente. Algo se hace – pero no es hecho por el hombre o sus socios, a pesar de su genuino, duro trabajo y sudor; se hace a través de él.

Simplemente le pasa. Pero nadie quiere creer algo así. A la gente le ofende y le disgusta porque es la verdad. Estamos atrapados en una cadena de causas y efectos mecánicos generados por la rigidez de nuestro propio comportamiento. Esto es, en efecto, la predestinación – o el karma- hasta que seamos lo bastante conscientes para trascenderlo.

Estamos tan identificados con nuestras ideas preconcebidas, que diseñamos mecanismos de defensa desde la infancia para poder soportar las contradicciones entre lo que sentimos que es correcto y como somos realmente. Es decir nos ponemos “topes”. Los “topes” amortiguan el choque de esas contradicciones y nos mantiene lo bastante cómodos con nosotros mismos como para permanecer dormidos, permitiendo creer que estamos siempre en lo correcto. Esto dificulta que alguien busque ayuda porque implica cuestionar su ego.

Esto topes hasta cierto punto son prácticos pues evitan que sintamos contradicciones que en otro caso nos volverían locos. Parte de nuestro tiempo y energía están invertidos en estos topes entre más fragmentada se encuentre menos energía tiene para poder elegir.

Si tenemos el valor podemos acabar con estas contradicciones de nuestra naturaleza aunque para eso primero debemos verlas y sufrirlas conscientemente, creando un ser real que sea capaz de comportarse de manera diferente. La destrucción de topes esta equilibrada con la creación de Ser.

Solo a través de un esfuerzo consciente el hombre puede ir creando la voluntad para ir contra corriente y recibir la influencia de su Yo superior.

Regresando a nuestro tema, ¿Cómo se traduce esto a terapia? La mecanicidad o respuesta rigidizadas también se conocen como autorregulación neurótica. Vamos a revisar esto, desde otro enfoque que nos puede aportar luz a cómo sucede y cómo tratarlo dentro de un contexto terapéutico.

Autorregulación organísmica.

Los juicos de lo que es importante a cada momento están influenciados por el proceso de educación y no necesariamente son adecuadas, son parte de un proceso de jerarquización que elige, en parte, de los numerosos estímulos en los que pone su atención. No son “impulsivas” y a menudo son sistemáticas y específicas. Muestran la sabiduría del organismo sobre sus propias necesidades y una selección, en el entorno, que pueda satisfacerlas mejor. La acción auto reguladora es más viva, es decir, lo que llama nuestra atención de manera natural recibe más energía. Cualquier otra línea de acción que sea “mejor” actuaría con un poder menor, una motivación menos acentuada y debería dedicar cierta energía y atención a combatir al self más espontaneo.

Por ejemplo cuando un niño intenta correr entre los coches y lo detenemos, es una situación en la que la autorregulación está debilitada en favor de la seguridad del niño. La manera en que dirigimos nuestras sociedades parece consistir, en gran parte, en estas situaciones. La inhibición por lo tanto es necesaria, pero en la medida que exista pocas posibilidades para la autorregulación debemos confórmanos con vivir vidas más apagadas y energía disminuida.

La cuestión es, en nuestra sociedad y con nuestra tecnología y quizás también en la naturaleza de las cosas (en la naturaleza también hay peligros), ¿hasta qué punto la autorregulación organísmica es posible y se puede uno arriesgar a ella? Las personas pueden vivir mucho más vivas y energetizadas de lo que están y por lo tanto también más capaces.

Autorregulación neurótica

La experiencia neurótica es también auto reguladora. La estructura del contacto neurótico se caracteriza por un exceso de carácter deliberado. Una fijación de atención y una preparación de los músculos para una respuesta concreta.

Aquí cabe aclarar que el exceso de carácter así como la coraza caracterológica puede y en muchos casos es no deliberada o inconsciente.

Se impide entonces que algunos impulsos y sus objetivos lleguen a primer plano (represión), no se puede pasar de una figura a otra con flexibilidad (rigidez y compulsión) y la energía está estrechamente vinculada a una tarea que no puede ser completada.

Cuando en el entorno la extrema actitud deliberada es “razonable” es decir, en el entorno es lo que se espera del individuo, tenemos una “sociedad neurótica” que tiene planes muy elevados para la escala humana.

El neurótico posee una sensibilidad a flor de piel frente al peligro; es automáticamente deliberado cuando podría relajarse con total seguridad. Es decir, el neurótico no puede relajarse con seguridad ante su situación real con su autorregulación organísmica por lo que se regula con la aprendida y fija. Él va a terapia para completar una situación real inacabada ya que se ajusta- de su autorregulación organísmica a la deliberada por considerar la primera como peligrosa.

¿Se enseña la autorregulación?

Si el terapeuta considera la situación bajo este enfoque, como formando parte de una situación inacabada del paciente que se perpetua, va ser más eficaz si considera al paciente muerto.
Lo cual nos lleva a una pregunta interesante ¿Cuál es la relación entre autorregulación continua y neurótica del paciente y la concepción científica del terapeuta de la regulación sana del organismo?
El terapeuta trata de recuperar la autorregulación sana del individuo pero no estamos tratando cambiar la autorregulación continua por las normas de salud de terapeuta.

Es decir, cambiar la programación original por una nueva. La naturaleza humana en una parte está dada y en otra es aprendida, existen factores culturales, así como diferencias en los individuos y en las familias donde hay predisposiciones muy particulares. Más importante aún, existe la creación de sí mismo y al autoajuste no solamente debido al condicionamiento externo sino a un verdadero crecimiento interno.

Aceptados todos estos factores, es evidentemente importante que en la terapia se establezca una regulación lo más pequeña posible y que intente sacar el mayor provecho posible del momento presente.

Digamos que en términos generales el terapeuta pensando en la autorregulación organísmica como un plan de acción y lo adapta a cada paciente. Según su concepción elige la tarea, anota las resistencias y decide cuando dejarlas pasar y cuando seguirlas. Cualquier plan de tratamiento es una abstracción del problema y es indispensable que le terapeuta tenga fe en la abstracción. Por ejemplo si para él el problema es el factor dinámico de la energía vegetativa (es decir no se relaja) y el método que usa es psicológico esperara ver que los músculos se relajan y que la energía circula.

Es importante detenernos un poco en este punto, la elección del tipo de regulación de una persona esta basada en su percepción de seguridad y esta según Lowen esta directamente relacionada con el arraigo de una persona. Y en términos mas amplios el arraigo pretende a ayudar a una persona a convertirse mas plenamente identificada con su naturaleza animal, lo cual por supuesto incluye su sexualidad. Estas funciones son mas instintivas y menos sujetas al control consiente.

Manejo de resistencias

Ahora vale la pena enfocarnos un poco a “lo que surge” que es lo que aporta el paciente de forma espontánea. Esto incluye una tensión muscular, el contenido o la forma de contarlo. Para el paciente consultar al terapeuta sugiere: a) una defensa ante su ajuste creativo b) resistencia a su crecimiento y c) una llamada a la seguridad.

Cuando un terapeuta ubica una resistencia crucial y machaca está a la vez el paciente está ocupado aislando ese punto peligroso y construyendo otra defensa. Para el terapeuta el generar ese tipo de reacción lo puede llevar por dos vertientes: confirmar suposiciones o modificar la dirección de la terapia.

El terapeuta crece ante esta situación real por que está implicado en ella, porque de cierta forma él la creó, puede ceder ante lo que se aporta y decide si se defiende de los elementos neuróticos hasta que esto se debiliten y desaparezcan o aporta lo que a él le sucede con esto; en cualquier caso es aclarador porque está involucrado en una situación real con el paciente.

Existe valor en el síntoma neurótico. No es algo negativo. La pulsión neurótica no es puramente negativa, ya que, evidentemente, ha ejercido una fuerte influencia en el paciente y no se puede explicar un efecto positivo mediante una causa negativa. Si la concepción básica de una naturaleza humana sana (sea cual sea) es correcta, entonces todos los pacientes al curarse serían iguales. Es en la salud y en la espontaneidad donde los hombres son más diferentes, más impredecibles y más excéntricos la enfermedad es la que atenúa las diferencias.
La rigidización de las respuestas sucede a través del cuerpo y por medio de este también podemos comenzar la flexibilización.

Desde la penumbra nace una mano
Tibia, desprovista de todo misterio, de toda
Intimidad, de cualquier cosa.

La noche que no para su blancura;
Y ella, que se sabe mano, reconquista el
Tacto y toca

En general, se busca madurar la autorregulación que esté más en el presente, donde haya cambios de significados, donde la mayor parte de las características y tendencias de la infancia pierden importancia y son las actitudes del adulto las que son novedad, ya que la fuerza, el conocimiento, la libertad aumentan para construir una nueva totalidad.

Solo mucho cuidado con el concepto de madurar. No debemos descuidar la continuidad de sentimientos, porque es común que se desvaloricen las capacidades infantiles que manifiestan las personas creativas. No todo lo infantil es inmaduro y disfuncional ni todo lo adulto es maduro y funcional.

Sobre todo en terapia una actitud deliberada, búsqueda de objetividad, el no compromiso la responsabilidad excesiva son los que caracterizan a la mayor parte de los adultos neuróticos; mientras la espontaneidad, imaginación, la fascinación, lo lúdico, la expresión directa de los sentimientos son los que caracterizan a los niños y son sanas.

La potencialidad humana es muy grande y no es sencillo definir qué parte es real en el individuo; la espontaneidad de los niños, el sentimiento de los amantes, la comunidad de la gente sencilla, la conciencia acrecentada, las habilidades milagrosas, etc. Incluso la neurosis es también una respuesta humana muy común y tiene una función. Así que más que limitar, el objetivo está en incrementar las potencialidades no accesibles y ganar en flexibilidad.

En caso de tener duda se sugieren 3 criterios para revisar, en terapia, la funcionalidad:

1) La salud del cuerpo – mente.
2) Los progresos del paciente en capacidad de ayudarse a sí mismo.
3) La elasticidad de la formación de figura fondo.

Existen similitudes en los diferentes autores sobre la influencia que se recibe. En el caso de Jodorowsky, cualquier individuo se encuentra constreñido por una serie de influencias que lo modelan desde el exterior, mientras que el proyecto de conciencia, que consiste en realizarse creativamente de manera inédita y a pesar de los obstáculos puestos en nuestra educación repetitiva, va en dirección contraria, se expande del individuo hacia el mundo.

Nuestro árbol genealógico sometido también a las presiones de la sociedad y la cultura nos esculpe con las fuerzas de imitación, repetición, conformidad y tradición. Este puede ser el cofre del tesoro o una trampa mortal. El trabajo de conciencia individual consiste en descubrirlos, hacerlos consientes y deshacernos de esos límites que no se correspondan a nuestro ser para poder realizar un proyecto inédito, original, nuevo.

El proceso de sanación es posible por medio de 4 técnicas terapéuticas inspiradas en formas tradicionales, populares, chamánicas o mágicas:

– El masaje iniciático, en el que un cuerpo es considerado a la vez como depositario del pasado (por tanto de su árbol genealógico) y como vehículo de la Conciencia (por consiguiente como un cuerpo esencial o perfecto), se propone dar al cuerpo, al tocarlo, la posibilidad de liberarse de informaciones inútiles o nefastas del pasado. Así como integrar la información que le falte, lo que permitirá realizarse como cuerpo de conciencia.
– El psicorritual consiste en interpretar, como si fuera un teatro y junto a sus personas de confianza, una situación destinada a sanar las marcas del pasado (principalmente lo relacionado a nuestra gestación y nacimiento). Esta puesta en escena se debe preparar y llevar a cabo con mucho cuidado. No tiene como finalidad repetir las informaciones negativas sino integrarlas e integrar en la medida de lo posible los valores que nos faltan.
– La psicomagia propicia una situación individual de sanación en la que se alcanza, en la propia realidad de dicha situación, una suerte de suelo despierto consistente en cumplir de manera inofensiva una fijación irrealizable del inconsciente (deseos de muerte, de incesto, etc.) o reparar una situación traumatizante (revivir una situación en la que se produjeron abusos) para vencerla o integrar información y cualidades positivas que se pensaran como imposibles (encarnar un personaje heroico, vivir una situación determinada, etc.)
– El psicochamanismo, que debe ser practicado por un oficiante competente, imita las intervenciones propias de los chamanes (purificación, operaciones, etc.) pero despojándolas de su carácter supersticioso o peligroso para actuar directamente sobre el inconsciente corporal o cuerpo fantasma.

Revisemos un caso donde se usó psicochamanismo, del periodo cuando Jodorowsky ayudaba a Pachita, una bruja mexicana.

“Un día le lleve a Jean Pierre Vignau, un especialista de cine. Era un coloso de campeón de karate, no creía en estas cosas y no pretendía dejarse embaucar por una vieja mexicana. Tenía una lesión en una pierna y le aconsejé que fuera con mi mujer a casa de Pachita. Él se mostraba reacio pero, como yo lo acusaba de tener miedo, finalmente aceptó, aunque jurando que no se dejaría tomar el pelo.

Resulta que Vignau quedó tan impresionado por la historia que él mismo la cuenta en sus memorias, Corps d’acier, publicadas en 1984 por Robert LaFont. “Durante aquella estancia en México, en casa de Alejandro, conocí a la persona más insólita de mi existencia, y al mismo tiempo, la más real. Hacía meses que yo padecía un desgarro en el muslo. Y no era uno pequeño sino un bulto como de 2 puños, con un orificio en el centro. En París había estado semanas visitando médicos y especialistas para que lo arreglaran. Lisa y llanamente me decían que dejara el karate, porque aquello no tenía remedio. Una noche, Jodorowsky dijo a Valerie, su esposa, que tal vez podrían llevarme a visitar a Pachita, una vieja curandera de México. Aquí la llamaríamos bruja. Una mañana temprano salgo con rumbo a casa de Pachita con Valerie, que lleva en una mano un huevo crudo, imprescindible para el tratamiento… Ya estando en la casa sale una viejita, una señora anciana, soy el segundo en turno me señala con el dedo. Tú. Es a mí. Noto que adopto una actitud mental de apertura frente a esta persona insólita. Me digo: No conozco nada ni se nada. Por lo tanto me abrí. De todas formas, peor no va quedar mi pierna.

Camino algo sorprendido por pasar antes que otros, fui tras ella, de pronto la viejita se vuelve hacia mí y me hace dos o tres movimientos de karate muy rápidos. Luego toma el huevo crudo, lo casca y me lo frota por todo el cuerpo, la cara, las mangas, la camisa y el pantalón. A continuación hace lo mismo con un líquido blanco que tiene en una botella; estoy embadurnado de pies a cabeza. Me toca la pierna en el bulto del desgarro, luego se acerca a un altar con figuras y velas. Se pone a rezar en voz baja. Deja de rezar, se vuelve a sus ayudantes y dicta una lista de hierbas y plantas. Conseguimos los productos y Valerie cocinó un potaje e hizo un cataplasma que me puso en el muslo. La llevé puesta 3 semanas. Tiempo que seguí mi vida normal incluso entrenaba. Cuando me la quité, el bulto había desaparecido completamente, Y nunca más he vuelto a sentirlo. Evidentemente aquellos que no han vivido una situación similar pueden cuestionar la veracidad de la minoría que si lo ha hecho. Pero yo afirmo que Pachita me ha curado realmente”.

Nuestra mentalidad moderna, autodenominada racional, pretende situarnos como observadores distantes de un fenómeno supuestamente externo cuyos mecanismos están nítidamente delineados. En la mentalidad chamánica este problema ni se plantea, no existe el observador ni el observado; existe simplemente el mundo, un sueño hormigueante de símbolos y signos. Un campo de interacciones en el cual confluyen fuerzas e influencia múltiples.

En este caso podemos ver que la fe no está presente. Jean Vignau no está convencido, sin embargo asiste y sigue las indicaciones de Pachita. Por así decirlo, “no estorba”. Ya sea que ha sido influenciado, sugestionado o tenga una duda razonable con Pachita, pero le alcanza para tener una actitud de apertura una vez en el lugar y seguir las indicaciones posteriormente. Me parece relevante mencionar la fe en el proceso de sanación. No es necesario tener fe ciega sino estar abierto a la experiencia.

Conclusiones

¿Qué es lo que realmente sana? ¿Es la intervención terapéutica del sanador, la convicción de la persona de ser sanado o la integración de ambas? ¿Influye la conciencia de la persona o del sanador en el proceso?

El ser humano tiene un gran potencial, que en la mayoría de los casos está dormido. La salud que habitualmente se entiende como ausencia de enfermedad, es una definición muy reducida, es más completa una definición que la vea como un proceso de crecimiento donde la persona va desarrollando su potencial.

Si consideramos la Conciencia incluyendo el inconsciente de la persona, es decir, la conciencia desde una perspectiva espiritual (luz y sombra) esto incluye su potencial a desarrollar y la capacidad de sanación, es como una semilla que incluye todo el material genético del árbol que con las condiciones propicias desarrollará. En este caso, lo que realmente sana está relacionado con la capacidad de alcanzar este nivel, acceder a esta posibilidad en la Conciencia con la ayuda de alguien y uno mismo.

El nivel de la conciencia cambia a lo largo del tiempo. En la persona confluyen las conductas aprendidas (la razón que estructura y limita), el darse cuenta y la Conciencia, en lo que se conoce como cuerpo-mente-espíritu en forma de autorregulación. Es a los tres niveles y en la medida que incluimos todos los aspectos del ser es mas completa y por lo tanto mas profunda. Y aunque nuestro nivel de conciencia habitualmente esta en cierto rango se puede modificar por medio de rituales, contacto con el cuerpo, meditación, etc. La enfermedad puede ser un medio para incrementar este potencial de transcender un límite en nuestro proceso, donde la intensidad de la intervención está en relación de la persona y su circunstancia en el momento.

El entorno y la forma en que la persona le da significado al mundo lo determinan hasta que alcanza un nivel de desarrollo que le permite elegir conscientemente. Esto no significa dejar atrás todo lo que tiene aprendido, solo no reaccionar de manera automática. El proceso de educación es necesario e inevitable al formar parte de una sociedad, y en este hay luz y sombra. Indudablemente, es importante revisar nuestra educación para buscar el desarrollo integral del individuo sin embargo, cada uno necesita digerir, discriminar, asimilar lo útil de su educación y desechar lo inútil, porque hasta que no lo haga funciona como una programación que se repetirá una y otra vez.

El proceso de sanación es tratar de recuperar lo mejor del individuo, que tenga más recursos disponibles, la libertad con la responsabilidad de sus actos individuales y colectivos de un mundo adulto pero con la creatividad, entusiasmo y alegría de un niño.

La sanación que buscamos por tanto incluye la creación del ser y no es un destino al que llegamos sino un proceso de expansión. Del desarrollo de su versión única y realización plena. En la tendencia de mover el límite de su <darse cuenta> hacia la Conciencia. En algún punto del crecimiento esto se puede hacer solo pero sobre todo al inicio y en los momentos donde hay estancamiento, la psicoterapia bien conducida busca y propicia esto.

Bibliografía

• Jodorowsky, Alejandro. Metagenealogía. Editorial Debols!llo (2015)
• Jodorowsky, Alejandro. Psicomagia. Editorial Debols!llo (2015)
• Jodorowsky, Alejandro. Evangelios para sanar. Editorial Debols!llo(2015)
• Ruiz Soto, Alfonso. La mirada interior. Grupo editorial Vid (1993)
• Perls, Frederick; Hefferline, Ralph; Goodman, Paul. Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana, (2006)
• Lowen, Alexander. Ejercicios de bioenergética. Editorial Sirio(2011)
• Borja, Guillermo. La Locura lo cura. Editorial La llave (2011)
• Shirley, John. Gurdjieff: Vida y enseñanzas. Editorial La liebre de marzo (2011)
• Official Records of the World Health Organization, (1946) Nº 2, p. 100

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