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Acompañamiento holístico y calidad de vida

Acompañamiento holístico y calidad de vida

Mtra. Marilenca Bailey Jáuregui

El holismo es la visión-valor de incorporar todos los aspectos del individuo en una sola visión: una sola mirada. Sin embargo el holismo no es la suma de los aspectos físicos, emocionales, mentales, espirituales, culturales, sexuales, económicos, familiares, etc. de una persona. Una visión holística es cualitativamente otra cosa, otra idea de lo que estamos haciendo y trabajando, otro “para que” y otro “desde donde”.

En la psicoterapia humanista ser “holista” o tener una visión holista tanto de nuestro paciente como de la relación co-creada con él y de sus circunstancias, es considerado un valor-actitud fundamental que nos distingue de otras visiones filosóficas del ser humano, como son el conductismo y el psicoanálisis.

Ya decía Aristóteles que “el todo es mayor que las partes” al referirse al holismo en la metafísica. Jan Christiaan Smuts (1970) en su obra Holism and Evolution dice que holismo es: «la tendencia en la naturaleza y a través de la evolución creadora, a constituir sistemas (conjuntos) que en muchos aspectos son superiores y más complejos que la suma de sus partes». El holismo por tanto se define e intenta explicar las partes y sus funcionamientos a partir del todo. De esta manera, el pensamiento holístico se encuentra en oposición al pensamiento individualista que tiende a explicar la globalidad (el todo) a partir de sus partes, y es opuesto también al reduccionismo que nos explica solo a partir de algunas partes, como lo intenta hacer la medicina tradicional o la psicoterapia no humanista. El Dalai Lama refiere que la educación holística debería tener valores internos, y no tan materialistas y competitivos.

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¿Qué es un sanador, psicoterapeuta, médico o maestro holístico? Todos conocemos las actitudes y habilidades de empatía, aceptación positiva incondicional, congruencia, genuinidad, respeto, etc. que sostenemos y practicamos en la Psicoterapia Humanista, también como valores. Si el ser humano nace con un conocimiento intuitivo (inmediato) de sus necesidades organísmicas, el acompañamiento holista, además de incluir dichas habilidades, ¿que más hace? Creo que tiene que ver con una conceptualización y una experiencia del que acompaña de haber sentido-percibido-imaginado al gran Holos, al gran todo.

Creo que tiene que ver con la experiencia espiritual y profunda de sentir que pertenecemos a ese gran Todo que nos precede y que se percibe y experimenta de manera personal en cada quien, y que algunas religiones tratan de sintetizar. Si nuestra visión y mundo interno como médicos, maestros, enfermeros, y psicoterapeutas es limitada y nos sentimos separados permanentemente del “afuera” y de los demás, el holismo quizá se queda en concepto aspiracional, y no en una experiencia desde la cual podemos salir a acompañar al otro, sabiendo que él también pertenece al gran Todo o macrocosmos, y que tiene algunas limitaciones para percibirlo así, como nosotros. La visión holista de cualquier tratamiento tendría que acompañar a las personas a redescubrir el camino a casa, a ver porque estamos sintiéndonos a veces separados y solos, muchas veces por miedo, por ignorancia. Muchas veces no vemos las ganancias secundarias de dicha separación.

Ya decía Carlos Fuentes que caos es singular. Creo que evolucionar, sanar y mejorar la calidad de vida tiene que ver con la reconexión del mundo intrapsíquico con el mundo social, tiene que ver con sentirnos parte del Mundo Grande: de Dios. Tiene que ver con la imagen y semejanza. La calidad de vida se rompe muchas veces con la enfermedad, que según Dytchwald (1987) es separación crónica en última instancia: aislamiento.

La calidad de vida incluye aspectos de techo, alimentación, educación, afecto, estilo de vida etc. pero sabemos que también incorpora un aspecto de gozo y de vitalidad, que es más que tener la suma de todas las necesidades básicas de Maslow (1987) cubiertas. Sabemos que es algo más complejo y personal que el simplemente “come frutas y verduras”. Es más que la ausencia de carencia o enfermedad. Es más que el buen manejo del stress. Es tener una fe o gozo por lo que sucede en la vida personal y colectiva. La calidad de vida es un tipo de dignidad y contento. No es un ser o sentir estático, sino que va variando a medida que varían las necesidades y la consciencia de las personas. Sabemos que la calidad de vida, muchas veces frágil, tiene que ver también con un sentido de propósito y de sentido ético o valorativo mencionado por Frankl (1976). Incluye un sentido del “bienestar” del que habla Fromm (1994).

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Una definición clásica de la Fundación Ede:

Calidad de vida: situación que se experimenta cuando las necesidades de una persona se ven satisfechas y cuando se tiene la oportunidad de mejorar en las áreas vitales más importantes.

El interés por la calidad de vida tiene sus orígenes en los años 60 cuando se empieza a hablar, en occidente, del estado del bienestar en términos subjetivos de satisfacción con la vida y centrado en la persona. Desde entonces mucho hemos aprendido y la preocupación por este tema abarca discursos, planes educativos, planes nutricionales, planteamientos económicos, medioambientales etc. en todo el mundo. Sin embargo la mayor parte de estas visiones dejan de lado al sentir, y al espíritu humano con su creatividad y resiliencia.
Es decir, se tiende a hablar de “calidad de vida” sin una visión verdaderamente holística. Es decir que no solo podemos considerar una buena o sana calidad de vida la que cumple con ciertos lineamientos de salud y educación pública y psicológica en el mejor de los casos, sino que la calidad de una vida tiene que ver con la interrelación entre satisfactores.

Schalock y Verdugo (2002/2003) consideran que para evaluar la calidad de vida de una persona debemos poder medir los siguientes temas:
1.Bienestar emocional.
a. Definición: Sentirse tranquilo, seguro, sin nervios.
b. Indicadores: satisfacción, autoconcepto, ausencia de estrés o sentimientos negativos.
2. Relaciones interpersonales
a. Definición: Relacionarse con personas diferentes, tener amistades y buenas relaciones con la gente.
b. Indicadores: Interacciones, relaciones, soportes
3. Bienestar material
a. Definición: Tener suficiente dinero como para comprar los que se requiere o se quiere tener, disponer de una vivienda y de un puesto de trabajo adecuado.
b. Indicadores: Estatus económico, trabajo, vivienda
4. Desarrollo personal
a. Definición: Posibilidad de aprender cosas diferentes, tener conocimientos y realizarse personalmente.
b. Indicadores: Educación, competencia personal, ejecución.
5. Bienestar físico
a. Definición: tener buena salud, sentirse en buena forma física, tener hábitos de alimentación saludables.
b. Indicadores: Salud, actividades de la vida diaria, atención sanitaria, ocio.
6. Autodeterminación
a. Definición: Poder decidir por uno mismo y tener oportunidad de escoger las cosas que uno quiere ya sea en la vida, en el trabajo, en el tiempo libre, el lugar de residencia y las personas con las que está.
b. Indicadores: autonomía/control personal, metas/valores personales, elecciones.
7. Inclusión social
a. Definición: Sentirse miembro de la sociedad, sentirse integrado, contar con el soporte de otras personas. Ir a lugares de la ciudad, barrio, etc. donde van otras personas y participar en sus actividades como una persona más.
b. Indicadores: Integración y participación en la comunidad, roles comunitarios, soportes sociales.
8. Derechos
a. Definición: Ser considerado igual que el resto de personas, con el mismo trato, que respeten la propia manera de ser, las opiniones, deseos, intimidad y derechos.
b. Indicadores: Derechos humanos, derechos legales

Es fundamental entender que la calidad de vida tiene que ver con el valor e interrelación que cada persona y/o grupo le otorga a cada uno de los temas mencionados arriba. Vivimos en una sociedad que confunde calidad de vida con nivel de vida económico, y tenemos que entender por fin que el aspecto económico es un aspecto solamente de este complejo entramado que es la calidad de vida. Llama la atención que la espiritualidad no se menciona, ya que es un factor que hace que la relación entre estos componentes, varíe mucho. Es decir, el modo en el que alguien percibe su calidad de vida tiene mucho que ver con su actitud y con su vida espiritual. Es fundamental que podamos incluir lo que Ramón Gallegos (2006), llama inteligencia espiritual, es decir la capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias.
Queda ante nosotros una tarea enorme de definir, compartir, enseñar, pero sobre todo experienciar que es el acompañamiento holístico que fomenta la calidad de vida en las personas, y las responsabiliza por lograrla y sostenerla, empezando, como siempre y para no perder la costumbre, con nosotros mismos.

Notas de la autora:
En Wikipedia existen estas dos definiciones:
1. El holismo (del griego ὅλος [hólos]: “todo”, “entero”, “total”) es una posición metodológica y epistemológica que postula que los sistemas (ya sean físicos, biológicos, sociales, económicos, mentales, lingüísticos, etc.) y sus propiedades, deben ser analizados en su conjunto y no a través de las partes que los componen, consideradas estas separadamente. Es el sistema como un todo integrado y global el que en definitiva determina cómo se comportan las partes; mientras que un mero análisis de estas no puede explicar por completo el funcionamiento del todo. Esto es así porque el holismo considera que el “todo” es un sistema más complejo que una mera suma de sus elementos constituyentes o, en otras palabras, que su naturaleza como ente no es derivable de sus elementos constituyentes.

2. Calidad de vida es un concepto utilizado para evaluar el bienestar social general de individuos y sociedades por sí mismas, es decir, informalmente la calidad de vida es el grado en que los individuos o sociedades tienen altos valores en los índices de bienestar social.

Bibliografía:
1. Dychtwald, K. (1981). Cuerpo-Mente. México: Lasser Press.
2. Frankl, V. (1991). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder
3. Fromm, E. (1981). Anatomía de la destructividad humana. México: Siglo Veintiuno Editores.
4. Gallegos, Ramón (2001). Educación Holística: Pedagogía del amor universal. USA: Pinguin Books
5. González Arias, A. (2008) “El holismo: ¿Algo en realidad novedoso?” recuperado el 26 de mayo del 2014 de www.fisica.uh.cu/rationalis/ciencia/educacion/holismo.htm
6. Lama, Dalai (2012). Entrevista sobre el Tibet. Recuperado el 26 de mayo de 2014, de http://suelto.net/entrevista-al-dalai-lama/
7. Maslow, A. (1998). El hombre autorrealizado: Hacia una psicología del ser. Barcelona: Kairós
8. Schalock y Verdugo (2002/2003). Escala de Calidad de Vida. Recuperado de: http://inico.usal.es/27/instrumentos-evaluacion/escala-de-calidad-de-vida-gencat.aspx
9. Servicio de Estudios Sociales Fundación EDE (ed.) (Julio 2009). El estudio sobre la infancia y la adolescencia desde la perspectiva de sus derechos y la Calidad de Vida (CAPV). Recuperado de: http://www.fundacionede.org/ca/archivos/investigacionsocial/15-situacion-infancia-adolescencia-derechos-calidad-vida.pdf Shafranske, E.P.; Maloney, H.N. (1990). Clinical psychopathologists: religious and spiritual orientations and their practice of psychotherapy. Psychotherapy, 27, 72-78. Figura Fondo Num 34, 2013
10. Smuts, J. (1970) “Holism and evolution” Londres: Macmillan and Co.
11. Wilber, K. (2000) “Una visión integral de la psicología”. México: Alamah

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